Arte Tarot: El tarot del siglo XXI

Os presento la primera de mis vídeo charlas sobre tarot.



En ella hablo de la proliferación actual del tarot adivinatorio debido a la incertidumbre económica, cosa que ya pasó en el siglo XVIII, cuando en los salones imperiales, personajes como Etteilla y Mlle Lenormand les echaban las cartas a Napoleón Bonaparte y a Josefina, por la misma razón que hoy en día, a un nivel más popular, se telefonea al tarot televisivo. Pero ¿Hasta qué punto nuestro acercamiento actual a los arcanos no es una manera de disfrazar la realidad en vez de afrontarla tal y como se presenta?

En el vídeo hablo también de la historia del tarot, que empieza en el siglo XV y llega hasta nuestros días, pasando por diversos autores que concibieron distintas maneras de usarlo. Empezó siendo un refinado juego que se regalaba en las bodas cortesanas. Con la invención de la imprenta se popularizó y llegó a las tabernas, pero pronto cayó en desuso. Hasta que el en el siglo XVIII fue recuperado por las sectas ocultistas (La orden Orden Rosacruz, la francmasonería, la Golden Dawn,...) que creyeron ver en él la sabiduría perdida de los antiguos egipcios. Aleister Crowley, Eliphas levi, Arthur Waite, entre otras joyas, vincularon las tradiciones esotéricas clásicas (cábala, astrología, alquimia, ...), con el uso de los naipes, como un compendio de todo el hermetismo.

Fábula del lobo y los tres cerditos
Posteriormente, en la primera mitad del siglo XX, Carl Gustav Jung habló de los arcanos mayores como arquetipos de transformación, lo cual abrió las puertas para un tarot psicológico, que se ha ido desarrollando de un tiempo para aquí, con autores como Sallie Nichols o Enrique Eskenazi.

Hoy en es difícil hablar de adivinación y de soluciones mágicas cuando una realidad implacable nos está engullendo. El mercado manda, y si no hay demanda el trabajo de las personas no vale nada. Los despidos masivos y los desahucios de familias enteras se hacen cada vez más presentes. El lobo anda suelto y no podemos jugar a que todo vale. Es necesario un compromiso, y la misma seriedad que se espera de un cirujano que te va operar a corazón abierto, se espera también de un buen lector de tarot, que sea realmente una persona culta y comprometida con la verdad de su tiempo, y no te venga con fantasiosas promesas de redención, que tienen muy poco que ver con lo que nos toca vivir. A estos, se les lleva el viento.

Nota: Os recomiendo la lectura del artículo relacionado El tarot en el siglo XXI.

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