El proceso de individuación de Carl Gustav Jung
Transcripción de una clase sobre psicología profunda impartida por Enrique Eskenazi. Redacción y comentarios por Sergi Ferré Balagué.
Sigmund Freud anunció la importancia del inconsciente.
Descubrió que gran parte de las motivaciones que determinan las acciones no están en la conciencia.
Si uno quiere conocer lo que le mueve no tiene que hacer caso a lo que se cuenta, sino que ha de descubrir lo que no se cuenta y emprender el camino de descenso hacia lo reprimido y lo desechado.
Entonces habría que empezar a sospechar si todo lo que uno se cuenta no está tapando la verdad de lo que es, y ahí empezaría un viaje.
Hay un velo que encubre las verdaderas motivaciones, que no son evidentes a la mirada superficial porque requieren de profundidad.
Por eso Freud propone investigar los sueños y todo lo que escapa de la elaboración consciente. Propone dudar de la elaboración consciente, pues hay una fuerte tendencia a justificarse contándose cuentos y vivir enganchados a ellos, y esto es permanecer en el mundo del ego, en el mundo de la conciencia finita, engañosa y limitada.
Lo importante no es lo que se ve sino lo que no se ve.
Carl Gustav Jung insistió además en que la fuente de toda creatividad en la vida humana no proviene de la consciencia.
Lo que mueve, lo que destapa, lo que obliga a desarrollarse no tiene nada que ver con el Yo.
El Yo es el centro de la conciencia, pero la consciencia es como un barco que se ve arrastrada por un mar. Lo que el Yo quiera o no quiera no importa. Lo que importa es lo que le está pasando a pesar de lo que quiera, y lo que está pasando es que está siendo llevado por algo que ni sospecha.
Pues eso "que le mueve" determina el proceso de individuación.
El proceso de individuación(1) es el viaje en el que todos estamos metidos, lo sepamos o no, más allá de nuestro control o voluntad consciente.
Por lo tanto la vida nos está empujando a ser todo lo que somos y no sabemos que somos. Con lo cual lo que se es no es lo que uno se imagina que es. Lo que uno se imagina que es, es un montaje de la conciencia, es una película falsa, un personaje público.
La verdad está en otra parte, y lo que mueve a la vida es la verdad, no el cuento que uno se cree y quiere hacer creer a los demás.
No se trata de un proceso en el que uno "se esfuerza". Cuando te esfuerzas ya lo transformaste en un viaje del ego, entonces estás reforzando la mentira, viviendo en la deshonestidad. Entonces se lo plantea como una conquista, como un acto heroico: "Yo me esfuerzo en ser". Pero, por ser ¡¿qué?! Si precisamente tú eres el que no sabe ¿Cómo te vas a esforzar? Todo tú esfuerzo sobra, sólo es más represión, más autoengaño, más mentira, más ego-inflado que nos evite la verdad.
La grandeza de Jung fue mostrar la pequeñez del ego.
La grandeza de Jung fue mostrar que hay mucho más que tú en la casa en la que vives.
Pues es ese otro, llamado inconsciente, es el que mueve el motor. Es ese el que sabe y no tú.
Pero atención, si entiendes esto como una formula entonces sigues creyendo que tú sabes lo que el otro (el inconsciente) sabe, entonces sigues sin entender que tú no sabes un carajo.
Otra cosa es aprender a leer la vida como la vida que el otro ha echo en nosotros.
Pero eso seria encontrarse con toda la falsedad de lo que uno se ha contado y se ha creído... ¡A ver quien apechuga con eso! Eso es duro de reconocer.
Todas esas mentirijillas que parece que sustentan la propia importancia, en verdad sólo llevan a la neurosis, al desarreglo, a vivir en la impostura, que es lo que se entiende como una vida normal.
No se requieren esfuerzos para ser honesto, lo que se requiere es dejar de hacer esfuerzos.
¿Qué pasa cuando dejas de hacer esfuerzos? Que es el otro es el que sostiene el barco, no tú, tú que eres el que hace tantos esfuerzos para escaparte de la verdad. Tú no tienes que ir a buscar absolutamente nada, sino permitir que te encuentre lo que todo el tiempo viene en tu busca.
Que esto se haya convertido en una banalidad y en una serie de formulitas que la gente usa para conocerse muestra que triste destino ha tenido la psicología junguiana, convertida en producto de consumo para gente con un gran ego que piensan que se van a conocer a sí mismos, como si el conocimiento que ellos tienen importara.
No, tú no importas, no eres tú el que importa. Por lo tanto, con cada encuentro con la verdad Yo soy menos, y ser menos Yo es ser más uno mismo. En esto consiste el viaje de individuación. Pues lo que se individua nunca es la persona, sino el alma(1).
En 1988 el psicólogo Wolfgang Giegerich comenta lo siguiente, en su artículo "El significado de nuestro problema nuclear para la psicología analítica y de la psicología analítica para nuestro problema nuclear", sobre el proceso de individuación de C. G. Jung :
"En tanto individuación se entienda como lo opuesto de socialización o adaptación y en términos del contraste yo versus ellos, podríamos decir que nos movemos en un plano horizontal, el plano de la relación-sujeto-objeto o introversión versus extraversión. Por el contrario, la noción de Jung de individuación tiene una dirección vertical. Su dinámica es de descenso a las profundidades. La fantasía detrás de esta noción es que la vida humana en tanto existencia psicológica comienza arriba en las nubes, en el reino supraterrestre de las generalidades abstractas o de las idealizaciones arquetipales. Aún cuando la mente natural nos llama Erdenbürger (habitantes de la tierra, terrícolas) desde el momento en que nacemos (y esto es correcto en cuanto se refiere a nuestra existencia literal), Jung entendió que psicológicamente el ser terrícolas no comienza en absoluto con nuestra vida en la tierra y en la realidad concreta. Es en cambio nuestra tarea a lo largo de toda nuestra vida descender lentamente de las sublimes alturas para arraigar en la realidad singular por primera vez. No somos "reales" en el sentido de concreción, tenemos que volvernos reales. La auto-realización, en el sentido de Jung de individuación, está así a enorme distancia de lo que este término sugiere normalmente: una especie de sublime auto-indulgencia, auto-expansión, un morar en y un desarrollo de los propios sentimientos, ideas, inclinaciones, habilidades privadas, etc. En cambio auto-realización es básicamente el movimiento hacia abajo, de aterrizaje, el fundar nuestra existencia psicológica u ontológica en lo singular, el abrumar nuestro brillante idealismo mediante la realidad de la oscura sombra."
Asociaciones con el tarot.
El proceso de individuación también tiene que ver con el sí-mismo y la integración del cuarto elemento, que siempre permanece inconsciente.
En el tarot observamos este cuarto elemento distinto a los otros en El Mundo, arcano que simboliza la totalidad, y coronada aquí por la imagen central del hermafrodita danzando en representación del alma.
Observamos en la lámina un tetramorfos con las representaciones de los cuatro evangelistas. Tres en forma de animal, pero hay uno diferente, que es el asociado a san Mateo, ilustrado con forma de ángel.
Eso también ocurre en las estatuas de los cuatro hijos del dios egipcio Horus, de los cuales tres son animales y el cuarto es distinto, representado con cabeza humana.
Por lo visto en la totalidad siempre opera un elemento contradictorio, al margen de nuestro conocimiento consciente, al cual solo accedemos a través de la carencia, el déficit y la penuria.
El austriaco Sigmund Freud (1856-1939) |
Descubrió que gran parte de las motivaciones que determinan las acciones no están en la conciencia.
Si uno quiere conocer lo que le mueve no tiene que hacer caso a lo que se cuenta, sino que ha de descubrir lo que no se cuenta y emprender el camino de descenso hacia lo reprimido y lo desechado.
Entonces habría que empezar a sospechar si todo lo que uno se cuenta no está tapando la verdad de lo que es, y ahí empezaría un viaje.
Hay un velo que encubre las verdaderas motivaciones, que no son evidentes a la mirada superficial porque requieren de profundidad.
Por eso Freud propone investigar los sueños y todo lo que escapa de la elaboración consciente. Propone dudar de la elaboración consciente, pues hay una fuerte tendencia a justificarse contándose cuentos y vivir enganchados a ellos, y esto es permanecer en el mundo del ego, en el mundo de la conciencia finita, engañosa y limitada.
Lo importante no es lo que se ve sino lo que no se ve.
Jung creador del proceso de individuación |
Lo que mueve, lo que destapa, lo que obliga a desarrollarse no tiene nada que ver con el Yo.
El Yo es el centro de la conciencia, pero la consciencia es como un barco que se ve arrastrada por un mar. Lo que el Yo quiera o no quiera no importa. Lo que importa es lo que le está pasando a pesar de lo que quiera, y lo que está pasando es que está siendo llevado por algo que ni sospecha.
Pues eso "que le mueve" determina el proceso de individuación.
El proceso de individuación(1) es el viaje en el que todos estamos metidos, lo sepamos o no, más allá de nuestro control o voluntad consciente.
Por lo tanto la vida nos está empujando a ser todo lo que somos y no sabemos que somos. Con lo cual lo que se es no es lo que uno se imagina que es. Lo que uno se imagina que es, es un montaje de la conciencia, es una película falsa, un personaje público.
La verdad está en otra parte, y lo que mueve a la vida es la verdad, no el cuento que uno se cree y quiere hacer creer a los demás.
No se trata de un proceso en el que uno "se esfuerza". Cuando te esfuerzas ya lo transformaste en un viaje del ego, entonces estás reforzando la mentira, viviendo en la deshonestidad. Entonces se lo plantea como una conquista, como un acto heroico: "Yo me esfuerzo en ser". Pero, por ser ¡¿qué?! Si precisamente tú eres el que no sabe ¿Cómo te vas a esforzar? Todo tú esfuerzo sobra, sólo es más represión, más autoengaño, más mentira, más ego-inflado que nos evite la verdad.
La grandeza de Jung fue mostrar la pequeñez del ego.
La grandeza de Jung fue mostrar que hay mucho más que tú en la casa en la que vives.
Pues es ese otro, llamado inconsciente, es el que mueve el motor. Es ese el que sabe y no tú.
Pero atención, si entiendes esto como una formula entonces sigues creyendo que tú sabes lo que el otro (el inconsciente) sabe, entonces sigues sin entender que tú no sabes un carajo.
Otra cosa es aprender a leer la vida como la vida que el otro ha echo en nosotros.
Pero eso seria encontrarse con toda la falsedad de lo que uno se ha contado y se ha creído... ¡A ver quien apechuga con eso! Eso es duro de reconocer.
Todas esas mentirijillas que parece que sustentan la propia importancia, en verdad sólo llevan a la neurosis, al desarreglo, a vivir en la impostura, que es lo que se entiende como una vida normal.
No se requieren esfuerzos para ser honesto, lo que se requiere es dejar de hacer esfuerzos.
¿Qué pasa cuando dejas de hacer esfuerzos? Que es el otro es el que sostiene el barco, no tú, tú que eres el que hace tantos esfuerzos para escaparte de la verdad. Tú no tienes que ir a buscar absolutamente nada, sino permitir que te encuentre lo que todo el tiempo viene en tu busca.
Que esto se haya convertido en una banalidad y en una serie de formulitas que la gente usa para conocerse muestra que triste destino ha tenido la psicología junguiana, convertida en producto de consumo para gente con un gran ego que piensan que se van a conocer a sí mismos, como si el conocimiento que ellos tienen importara.
No, tú no importas, no eres tú el que importa. Por lo tanto, con cada encuentro con la verdad Yo soy menos, y ser menos Yo es ser más uno mismo. En esto consiste el viaje de individuación. Pues lo que se individua nunca es la persona, sino el alma(1).
En 1988 el psicólogo Wolfgang Giegerich comenta lo siguiente, en su artículo "El significado de nuestro problema nuclear para la psicología analítica y de la psicología analítica para nuestro problema nuclear", sobre el proceso de individuación de C. G. Jung :
"En tanto individuación se entienda como lo opuesto de socialización o adaptación y en términos del contraste yo versus ellos, podríamos decir que nos movemos en un plano horizontal, el plano de la relación-sujeto-objeto o introversión versus extraversión. Por el contrario, la noción de Jung de individuación tiene una dirección vertical. Su dinámica es de descenso a las profundidades. La fantasía detrás de esta noción es que la vida humana en tanto existencia psicológica comienza arriba en las nubes, en el reino supraterrestre de las generalidades abstractas o de las idealizaciones arquetipales. Aún cuando la mente natural nos llama Erdenbürger (habitantes de la tierra, terrícolas) desde el momento en que nacemos (y esto es correcto en cuanto se refiere a nuestra existencia literal), Jung entendió que psicológicamente el ser terrícolas no comienza en absoluto con nuestra vida en la tierra y en la realidad concreta. Es en cambio nuestra tarea a lo largo de toda nuestra vida descender lentamente de las sublimes alturas para arraigar en la realidad singular por primera vez. No somos "reales" en el sentido de concreción, tenemos que volvernos reales. La auto-realización, en el sentido de Jung de individuación, está así a enorme distancia de lo que este término sugiere normalmente: una especie de sublime auto-indulgencia, auto-expansión, un morar en y un desarrollo de los propios sentimientos, ideas, inclinaciones, habilidades privadas, etc. En cambio auto-realización es básicamente el movimiento hacia abajo, de aterrizaje, el fundar nuestra existencia psicológica u ontológica en lo singular, el abrumar nuestro brillante idealismo mediante la realidad de la oscura sombra."
Asociaciones con el tarot.
El proceso de individuación también tiene que ver con el sí-mismo y la integración del cuarto elemento, que siempre permanece inconsciente.
En el tarot observamos este cuarto elemento distinto a los otros en El Mundo, arcano que simboliza la totalidad, y coronada aquí por la imagen central del hermafrodita danzando en representación del alma.
Observamos en la lámina un tetramorfos con las representaciones de los cuatro evangelistas. Tres en forma de animal, pero hay uno diferente, que es el asociado a san Mateo, ilustrado con forma de ángel.
Eso también ocurre en las estatuas de los cuatro hijos del dios egipcio Horus, de los cuales tres son animales y el cuarto es distinto, representado con cabeza humana.
Por lo visto en la totalidad siempre opera un elemento contradictorio, al margen de nuestro conocimiento consciente, al cual solo accedemos a través de la carencia, el déficit y la penuria.