En el aullido interminable todo cae por su propio peso

Artículo de Sergi Ferré Balagué, escrito en abril del 2011. Todas las imágenes © Sergi Ferré, formaron parte o se realizaron en la performance "Todo cae por su propio peso" (2001).

1. El aullido interminable.
En el local Idea born, minutos antes de empezar la performace
Hace diez años, en el verano del 2001, me disponía a preparar una exposición para la galería La Santa de Barcelona que se tenía que presentar en octubre. Como en muchas otras ocasiones que realizaba un trabajo creativo hacía el salto sin red. Solamente presenté el título que me vino bien, "Todo cae por su propio peso", asegurando lo genial que sería y todo eso, pero sin tener la menor idea de lo que iba a hacer... ¿Tanta seguridad tenía en mi mismo? Más bien lo contrario.
En setiembre seguía sin saber por donde tirar, y de repente... Nueva York sufre un atentado terrorista que destruye el símbolo de su poder. En mi vida también había un símbolo que me vanagloriaba, un becerro de oro al que adorar, mi pareja, que era alguien muy popular que me hacía sentir importante. Hasta que tanto el ego americano como el mío propio acabaron por derrumbarse, por su propio peso, por ser insostenibles.
Mostrando un cuadro sobre La Torre
Trabajar en esos momentos con la performance me vino bien. El psiquiatra Jesús de la Gándara reconoce la función terapéutica del arte(1). Dice que cuando una artista tiene metida una pena en el alma necesita dibujarla, pintarla, sacarla al exterior, cosificarla, porque entonces se le presenta de una manera más clara, ya no es tan amenazadora, da menos miedo, te puedes enfrentar mejor a ella y si encima te sale algo bello retroactivamente alimenta tu bienestar. Pero también tiene su lado contraproducente: "Los artistas se comprometen con el mundo, mandan un mensaje que pretende modificar el mundo, pero el mundo es una pared y el fracaso está al cabo de la calle. El arte implica tal implicación emocional, tal inversión de energía, tal cansancio emocional, que les agota y acaban deprimidos". Así, según el psiquiatra José Guimón Ugartechea, aunque "una cierta disconformidad con el ambiente, que probablemente deriva de una inquietud interna de desasosiego, es fuente de creatividad", cuando se llega a extremos patológicos la creatividad merma considerablemente.
Según escribí en esa época en mi diario: "Paso grandes temporadas sin pintar y aun así siento que hay algo que se esta gestando... Sencillamente que las ideas vienen de un mundo a parte... Esto decepciona por completo la idea de un artista que trabaja mucho, vende mucho, y por lo tanto gana mucho y es respetado... Muchas veces, una creación es un humilde y resignado bagaje con destino desconocido, que te lleva a vivir situaciones a veces descompasadas y ciertamente desconcertantes...".

2. Todo cae por su propio peso.
Momento de la performance en el plató situado en un sótano
El 24 de octubre del 2001 presenté mi trabajo junto a mi colaboradora y lectora de tarot, Yolanda Margalef. Se trataba de una serie de pinturas, dibujos, fotografías, carteles y recortes de periódico, que componían tres enormes collages. Cada uno compuesto en una de las tres paredes de un pequeño escenario. El lateral derecho se titulaba El Diablo, el centro La Torre, el lateral izquierdo La Estrella, y el cuarto, que era la pared inexistente desde donde nos observaba el público, era La Luna. Los cuatro formaban una secuencia del tarot, la formada desde el arcano XV al XVIII, con la que nos identificábamos y en la que nos adentramos imaginativamente.
Sobre como reuní el material necesario y lo expuse escribí lo siguiente: "Desenterré material años guardado, que por primera vez veían la luz, y que iba encajando rigurosamente en cada una de las propuestas. Me parecía obra de magia (...) Decidí dejarme llevar del todo. Invité a mis amigos a componer conmigo las instalaciones de dibujos y fotografías que había seleccionado. Esto fue muy caótico pues no había integración ninguna...".

2.1. El Diablo.
"Esquizofrénia", una de las imágenes del collage de El Diablo
Se apagaron las luces y empezó la performace. Con una linterna iba iluminando las imágenes mientras Yolanda y yo las comentábamos. Presentamos primeramente el collage dedicado al Diablo.
"No buscaba ninguna conexión intelectual. Los símbolos iban surgiendo y sencillamente encajaban. Algunas imágenes todavía no sé exactamente porque estaban allí, aunque en su conjunto formaban una sensación-sentida parecía a lo que entendía en cada carta.
Así que íbamos presentando las diferentes imágenes, justificando su presencia en cada lugar, aunque creo que gran parte de estas explicaciones sobraban. Sentenciaban demasiado, evocaban poco. Hubiera sido mejor dar espacio para que cada uno formase su propia sensación, pero la tentación de controlar las interpretaciones era demasiado grande... Al fin y al cabo, yo era el artista ¿no? (...)
"De la piel del diablo" (S. Ferré) pintura plástica
Uno de los cuadros que comenté fue: "De la piel del diablo" (ver imagen a la izquierda). Lo más evidente en él, son las dos caras que se superponen. Una representa la parte más transparente y sencilla del hombre. La otra es la transformación que tiene que hacer para acoplarse a las normas de la sociedad. Es una cara deforme, alterada por las modas en cada momento. Son las dos caras de la misma moneda, cosa que asusta y tranquiliza al mismo tiempo (...)
En los misterios de la interpretación siempre hay algo que se nos escapa: En este caso el reflejo de todo lo que estábamos haciendo (en la cuarta pared, La Luna). Entonces la única manera de percibirlo, de intentar completar la totalidad de lo que se nos presenta a primera vista, es estando allí, escuchando el momento, tomando buena nota de todo pues también nosotros formamos parte de la representación".

El Diablo del tarot habla de inflación del inconsciente, que te hace sentir todopoderoso cuando en realidad hay mucha vulnerabilidad. El Diablo es la sombra junguiana que pide ser reconocida. Al que sólo ve la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio, a ese, el Diablo le hace bailar como quiere. Pero cuando atiendes al dolor que te infliges al creerte un dios, entonces es cuando te das cuenta de qué es lo que sustenta las estructuras y expectativas que te habías montado, es entonces cuando todo se derrumba, y menos mal, con La Torre.

2.2. La Torre.
Una gran similitud entre la tragedia 11-S y La Torre del tarot
El espacio de La Torre no lo ocupaba un collage sino un cuadro enorme, cubierto con una tela, que destapamos con el veredicto: "Este es nuestro momento en occidente".
Tiempo atrás, en la ejecución de esta tela, comentaba: "Me encallé una parte que no me salía, que no me quedaba bien. No entendía porqué, ya que entraba de sobras dentro de mis posibilidades técnicas. Entonces me paré, enfoqué la sensación de espesura que rodeaba a este "no me sale". Al poco vino una imagen de algo que en principio no tenia sentido. Continué la pintura siguiendo esa nueva intuición. Finalmente descubrí que no podía haber sido de otra manera."
La Torre del tarot es el fin de la actitud heroica, que precisamente EEUU ha representado siempre por ejemplo a través de Hollywood. Es el derrumbamiento de estructuras demasiado rígidas, conservadoras, sin sentido... En cierta manera es una liberación, y justo esto curiosamente acabó pasando en la vida de muchos de los que estuvimos en la performance.

2.3. La Estrella.
Vinculamos La Estrella con la entrada en la era de acuario y la new age, que en ese momento mirábamos con esperanza. Pero curiosamente el tema que trabajé fueron los fantasmas, lo incorpóreo, lo etéreo como lo que no está presente, lo que no se encarna y se mantiene idealizado. Un fantasma, también en el mal sentido.

"Había visto la película "Los Otros" de Alejandro Amenabar. Me encantó y me causó una fuerte impresión, así que me fui en busca de estos planos coexistentes con el nuestro. Aparecieron caras, auras misteriosas, ojos en las puertas..."
El cuadro "La Estrella" lo empecé a partir de una foto que me había impactado mucho. En ella aparecía mi padre junto a su perra, con la casa chalet de fondo. Lo primero que pensé al verla fue: "¡Qué vacío!" Me parecía la imagen más sobria y pelada que había visto en mi vida. Ningún detalle, ningún color, nada anecdótico. Era un recipiente perfecto (vacío) para albergar todo tipo de emociones ajenas. Pensé que si tenia tan poca intensidad para mi, desde "otro" lado, quizás fuera todo lo contrario. Es esa típica soledad de la casa de fantasmas, tan tranquila que te hace sospechar y desconfiar."

La Estrella en el tarot habla de un estado de fe y disponibilidad a lo que la vida te trae, que nunca es lo que uno quiere. Habla de salir del mundo personal y estar abierto a todo lo que hay. También nos advierte del peligro de buscar en la espiritualidad una escapada de la realidad, de hacerte ilusiones precisamente porque no hay ilusión en tu vida.

2.4. La Luna.
Nuestro recorrido terminaba en La Luna, que era la no pared desde nos observaba el público, la realidad, que en cierta acabó con la película que nos estábamos montando.
"El día después, me acordaré siempre, Yolanda y yo totalmente desconcertados nos fuimos a pasear por los jardines que hay alrededor de la Sagrada Familia. ¿Qué había pasado? ¿qué habíamos hecho? Yo me sentía hasta avergonzado, me había implicado hasta lo más íntimo y había sido como exponer mi ropa interior.
A mí me decepcionó mucho que en ningún momento se planteara que los cuadros también se podían vender. Con lo cual como exposición de pintura había sido un fracaso. Pero en cambio, como "otra cosa" si que habría sido un primer paso... pero ¡¿De qué?! ¿Cómo llamar al trabajo que había ocupando mi cabeza durante meses y a su culminación?... Era la puesta en escena de una reflexión, ¿Pero de esto se puede ganar uno la vida? Era tanto mi aturdimiento que pasó mucho tiempo antes que me atreviera ni siquiera a formular estas preguntas.
Lo que más me entristecía era que la performance parecía no haber generado nada. Me pasé esa noche preguntando a la gente: ¿Qué te ha parecido?, y la respuesta era siempre como una puñalada: "Muy bien, muy bien", y punto. Estaba tan agobiado de que no me hacía entender que para qué dar más explicaciones... Ahora juzgo esa desesperación porque la gente viese las cosas como yo las veía como la mayor tontería. Dimos mascado todo el proceso, y es de lógica que lo que no te cuesta nada tampoco lo valoras nada."

La Luna del tarot habla de un sentimiento de culpa no reconocido, negado incluso desde el propio sentir. Habla de estar sumergidos en películas imaginarias desde donde soy "yo contra el mundo", que es la manera de evitar el encuentro con la realidad. En cierta manera viene a cerrar un proceso que empieza con El Diablo, que nos enseña que el control absoluto es sólo una ilusión.

3. Diez años después.
Diez años después ya no tengo contacto con casi ninguno de los amigos y conocidos que estuvieron esa noche. Entre tanto han habido dolorosas separaciones sentimentales, amistades perdidas, ilusiones rotas, incluso suicidios. Pero nos queda la certeza y la experiencia de lo que no podríamos saber sin haber transitado por ahí.
Diez años han pasado, diez. Diez es también es el numero del triunfo La Rueda de la Fortuna, que nos pregunta sobre si hemos interiorizado lo suficiente estas situaciones para ahora poder comprenderlas, desde dentro. Si no es así el ciclo se repite de nuevo. Pero si han sido digeridas se acabó repetir una y otra vez lo mismo, que en parte es lo que me ha estado pasando.
Hoy reconozco el miedo, la ansiedad, el dolor, la absoluta confusión que se experimenta en la secuencia de El Diablo a La Luna, y no me hace falta mirar a atentados terroristas para reconocer sus efectos. Esta secuencia viene a desvestirte de cualquier importancia personal. Te pone de pone de rodillas frente a la vida hasta que gritas: "¡Qué sea lo que tú quieras, no lo que yo quiera!". Este es el auténtico camino espiritual, dar espacio para que descienda lo que es más grande que el ego... Pero esto, diez años atrás, un chico de 25 abriles, ilusionado por presentar su primera performance en Barcelona, no podía saberlo.


© Sergi Ferré Balagué, abril del 2011.

Notas:
(1) Las menciones de psiquiatras pertenecen al documental "1% esquizofrenia" (Julio Medem, 2006).
Fotografías de la performance tomadas por Assumpta Andrés y Rosmary Ferré.

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