La Papisa: Lo que siento ¿es real?

"Muchas gracias, Sergi, por este texto del "Mosaico de la Misericordia", me inspira mucho y para mí que tengo la tendencia a querer ayudar me da una lección y me ayuda. Miro a fuera, al otro, intento aconsejar y me olvido de mí. Y es que ahora me propongo poder hacer cosas como por ejemplo leer un libro, dibujar, hacer deporte.....cosas en las que lo importante no es el otro sino yo y como puedo entregarme a algo y disfrutarlo sin sentir ese vacío que debo llenar a través de otro. Quiero centrarme, aprender a estar conmigo misma, mimarme, tener vida propia. Curiosamente es entonces cuando los demás empiezan a respetarme y cuando me convierto en alguien interesante para el otro... al dejar de buscarlo." (Anónimo)

Si no siento lo que siento no existo, no soy nada ni nadie

Tú última frase "dejar de buscarlo" no necesariamente te lleva a tener una vida de anuncio "para el otro", dónde "empiezan a respetarme y (...) me convierto en alguien interesante", sino que si realmente es para "aprender a estar conmigo misma" te va a llevar a encontrarte precisamente con lo que rehuyes del texto, o sea, con lo que hay en ti, y por lo tanto a "(...) sentir ese vacío".

¿Por qué consideras que "ese vacío" está mal y no debería ser? ¿No eres tú (la misma que quiere "aprender a estar conmigo misma") la que "siente el vacío"? ¿Negar ser al vacío, no es negarte a ti misma una parte importante en el proceso de "centrarte"? ¿Qué es lo que te hace sufrir, el vacío en sí o la sentencia de que no debería estar ahí? ¿No lo sientes dentro de ti, no habita en tu interior, no te conmueve profundamente, no es verdad que existe... porqué entonces condenarlo? ¿Quién es el juez?

En el vacío uno se encuentra con lo que no es, desde donde no está, con lo que no tiene y con lo que no sabe ¡¡Qué mejor manera que relacionarte de verdad con lo "otro"!! Con el otro de verdad, con el que no te imaginas, y no con ese "otro" que es una proyección de uno mismo frente al cual se debe dar la talla. No se trata de hacerlo por ti, por tu ego, sino por lo que hay en ti, pues de otro modo siempre será una amarga victoria. Huyendo de la soledad te encuentras inevitablemente con lo que más temes.

Lo que sientes es real y ninguna determinación va cambiar esto. No es cuestión de abandonarse sino de encontrarse en lo que ya hay. (1)

Notas:

(1) Relación con el tarot: La Papisa (II).

El tema de la Papisa es el de contactar de primera mano con lo que brota en uno (sentimientos, pensamientos, sensaciones, ...) y sencillamente reconocerlo, esto es, darle realidad ontológica. Toda relación con el exterior, todo paso que andamos, toda dirección que tomamos, tiene una reacción que nos retorna con un valioso contenido: Nuestro propio reflejo.

Cuando en el texto del principio la persona hablaba del otro, de ser respetada por el otro, o de generar interés en el otro, la imagen de ese "otro" es también una reacción a una manera propia de proyectarse en el mundo (puesta en juego en la carta de El Mago -I-, y reconocida en La Papisa -II-). Entonces, al no observar que ese juez, supuestamente externo, frente al cual ella tiene que dar la talla, es en realidad una imagen que surge de uno mismo, toma la postura del niño que algún día llegará a crecer, desacreditando lo que hay ahora como inmaduro o inapropiado en pos de lo que debería haber. ¿Qué obtiene de ello? La fantasía heroica de que puede cambiar lo que no se ajuste al ideal, puesto que querer es poder ¿Cuál es el precio? La neurosis, o sea, la desconexión de sí misma, de su propia fuente de información.

Más adelante esta experiencia nos será fundamental en la carta de La Luna, cuando la película personal se vuelva inconciliable con la verdad que nos sostiene, puesto que las fantasías neuróticas hacen que la persona tome sus deseos por la realidad. Según Freud: "No hay signo de realidad en el inconsciente, de modo que no es posible diferenciar la verdad y la ficción investida de afecto." (Carta a Fliess, 1897) "Los síntomas neuróticos no se anudan de manera directa a vivencias efectivamente reales, sino a fantasías de deseo, y para la neurosis vale más la realidad psíquica que la material" (Obras completas, XX, pp. 32-33).

© Sergi Ferré Balagué, 2012.

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