La diferencia entre lo "psíquico” y lo “psicológico”
Fragmento del libro ¿Qué es el Alma?, 2012 (What is Soul? Spring Journal Books, New Orleans, Lousiana) de Wolfgang Giegerich.
Traducción: Luis R. Álvarez.
Transcripción: Sergi Ferré.
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"¿Qué es el Alma?" de W. Giegerich |
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Konrad Lorenz con sus gansos, John Bowlby con sus niños |
Esto
también se puede aplicar a toda la investigación (y terapia) más
reciente basada en la observación empírica de los bebes, en la teoría
del apego, los estudios del vínculo de la madre y el hijo y el
desarrollo de la empatía, juntamente con la investigación sobre las
serias consecuencias que tienen para los individuos humanos cuando las
cosas van mal en estas áreas durante los primeros años de sus vidas. Los
puntos de vista obtenidos en estos campos son sin duda muy importantes,
de la misma manera que el campo de la biología a gran escala es
importante. De todas maneras, no son de relevancia psicológica. Exploran
la biología humana, la biología (etología) del animal humano, no la
psicología, el logos del alma. Es este contexto, si uno estudia bebes
humanos o, como Konrad Lorenz, gansos comunes, no hay ninguna
diferencia. El fundador de la moderna teoría del apego, John Bowlby, fue
incluso directamente influenciado por el trabajo de Konrad Lorenz. En
otras palabras, lo que en el fondo hizo fue extrapolar el campo de
investigación etológica del biólogo para que incluya también ahora a los
animales humanos: los seres humanos en tanto y cuanto ellos son
animales con necesidades instintivas y reacciones características de la
especie. No enriqueció la teoría psicológica (62). En todas las
diferentes especies animales (de peces, reptiles, pájaros, mamíferos,
humanos) las relaciones entre las madres y sus crías es muy diferente
(las crías de pez normalmente crecen sin ninguna relación con sus
madres, mientras que los bebés humanos en el otro extremo del espectro
tienen una diferenciada y muy profunda relación), pero cada forma de
relación (o de no relación) es una posible variación del mismo tema
biológico. Y aunque algo radicalmente nuevo, una relación y por tanto
una cualidad lógica, aparezca en escena con la emergencia de lo que
Konrad Lorenz llamó “imprinting” (n. del trans. "imprenta, imprimación, huella") y del
fenómeno del apego, de todas maneras aún permanece en el nivel de la
biología. Mucha de la antigua teoría psicoanalítica de las relaciones
objetuales y el trabajo en terapia en el nivel de las relaciones
interpersonales y de transferencia-contratransferencia pertenece a la
misma categoría, a la biología humana, como mínimo en tanto que son
fenómenos verdaderos (en el sentido de lo que se muestra a sí mismo de
su propio acuerdo) y no artefactos, resultados generados artificialmente
a través de la misma técnica psicoanalítica (63).
Más aun,
como ya sugiere la propia palabra, todo el trabajo en neurobiología,
importante como es dentro de la comunidad de las ciencias, es también de
relevancia biológica, pero no psicológica.
Hay en todos
estos casos o bien una falta de conciencia del alma en sentido estricto
por completo, de alma como dimensión en su propio derecho -el concepto
de alma no ha sido ni siquiera visualizado, la categoría de alma
sencillamente ha caído y no se utiliza- o, como sobretodo en algunas
facciones junguianas, el nombre alma se mantiene e incluso es usado
profusamente, seguro, pero por medio de una proyección
sistemática e intencional, la dimensión del alma es reductivamente
aprisionada en las vidas personales ordinarias de la gente común, cuyas
vidas ordinarias son así a veces descritas como siendo una
re-actuación de este o aquel mito y de ésta manera se glorifican y se
inflan con un significado extraordinario (64). En ambos casos la
diferencia psicológica entre lo que es alma y lo que no es alma se
ignora o incluso se deshace. En el primer caso, porque uno de los lados
de la diferencia psicológica simplemente desaparece, solo hay la
realidad positivista de la vida psíquica como “comportamiento del
organismo, del animal humano”, la cual, de todas maneras, se ofrece como
el verdadero objeto de la psicología (mientras que lo que
verdaderamente es alma “se deja para los poetas”, como Jung, ibidem -n. del trans: "en
el mismo lugar"-, dice burlonamente). En el último caso, el caso de
pintar lo ordinario con los colores de lo extraordinario, ambos lados de
la diferencia psicológica se colapsan como en un cortocircuito en uno
solo, y, eso seguro, en su lado más banal (65).
Desde aquí es
fácil ver que, con otras palabras, la diferencia psicológica se puede
definir como la diferencia entre lo psíquico y lo psicológico (66). El
uso de estos términos en el sentido técnico que le doy en mi trabajo es
admitidamente bastante artificial, pero es de ayuda y más que eso:
preciso. Son casi sinónimos y aún así diferentes. La cuasi sinonímidad
es necesaria para expresar el hecho de que la diferencia de la que
estamos hablando no debe ser entendida en términos de totalmente lo
otro, lo heterogéneo al fin y al cabo (en la manera en que “árbol” y
“coche” son diferentes lo uno de lo otro). “Psíquico” y “psicológico”,
compartiendo la primera parte de la palabra, corresponden a los esquemas
alquímicos de lithos oy lithos (piedra no piedra) o el aurum nostrum
non est aurum vulgi (nuestro oro no es el oro vulgar). “Psicológico” es
la negación de lo psíquico, es “oy” (n. del trans: “no” en latín) psíquico, el no es
psíquico, y aun así no es un extraño absoluto a este último, sino que es
su negación determinada. Mientras que lo psíquico se puede conocer
positiva y factualmente, lo psicológico contiene la palabra “lógico”,
que apunta al logos, lo mental, lo no-ético, la realidad inteligible de
lo psicológico, y por lo tanto comparativamente a la cualidad
“fantasmagórica” de lo psicológico en contra de lo psíquico. El nombre
correspondiente al adjetivo psíquico es “psique", la psique humana (las
facultades intelectuales y emocionales del hombre, sus impulsos, deseos,
etc.), lo cual es un aspecto de la vida del organismo humano y como tal
pertenece a la esfera en gran escala de la biología y la antropología.
El nombre que corresponde a “psicológico”, por contraste, es alma. (El
idioma alemán hace esta conexión más claramente: en este contexto en el
que no se refiere a un campo de estudio sino a una cualidad del fenómeno
o a orientaciones, “psicológico” es seelisch, “alma” es Seele).
Esta
diferenciación terminológica por supuesto que no excluye que en el uso
práctico el termino psique pueda ocasionalmente ser aplicado cuando se
quiere decir alma y viceversa. No necesitamos ser pedantes, fetichistas
de las palabras. El punto es comprender la diferencia y pensar siempre
en términos de ella, no formalizarla de forma rígida y aplicar
mecánicamente una terminología técnica fija. ¿Por qué uno no debe,
mientras quede claro por el contexto lo que se quiere decir, usar a
veces la palabra psique o “inconsciente” para alma? ¿Por qué insistir en
que siempre la misma palabra sea usada para un significado en
particular, e insistir también en que una palabra en particular deba
tener siempre el mismo significado? Sería falta de urbanidad. Pero esta
falta aparece por supuesto en la tendencia frecuente hoy en día de
liberarnos del peso de tener nosotros mismos que actuar activamente las
distinciones en nuestra mente dejando que estructuras externas,
objetivas, instituciones, terminologías o formas políticamente correctas
de expresiones, mecánicamente lleven este peso por nosotros (lo cual
sería otro ejemplo de la, más arriba mencionada, auto-abdicación del
sujeto como sujeto pensante y entendedor).
Muy claramente la
diferencia psicológica aparece en los escritos de Jung cuando, por
ejemplo, escribe que “El cielo y el infierno son destinos impuestos al
alma y no al hombre corriente, el cual en su desnudez y simpleza no tendría
ni idea de qué hacer con él mismo en un Jerusalem celestial” (CW 9i ∫ 56,
trad. mod.). ¡El alma y no el hombre civil! El alma es la
negación del ser humano, no meramente otra parte de o algo “en” el ser
humano. También sabemos que para Jung la palabra “hombre” puede
equivaler simplemente a ego o a la ego-personalidad y por lo tanto
estará contraste con alma (“el ego -es decir, el hombre empírico-”, en
su libro MDR -Recuerdos, sueños y pensamientos- p. 346, cf. “el hombre
-es decir, su ego,” MDR p. 337, “el ego, es decir, el hombre empírico
ordinario como ha sido hasta ahora”, CW -Obras completas-11 ∫ 233,
trad. mod.). Y para el hombre civil un “Jerusalem celestial”
seria una combinación absolutamente sin sentido de palabras. Pero,
dentro de la tradición Occidental, el alma sabe inmediatamente lo que es
y lo sabe como una imagen por su más alto valor.
Lo que todo
esto significa no puede ser mejor ilustrado que mediante la exposición y
diferenciación de Jung de los dos tipos de productos literarios. Me
refiero a CW (Obras completas) 15 ∫∫ 136-143. ¡Sorprendentemente Jung
afirma que la “novela psicológica” no es muy práctica o interesante para
el psicólogo! “En general, es la novela no-psicológica la que ofrece
las oportunidades más ricas para la elucidación psicológica”. Incluso
antes de que vayamos a una descripción más detallada de lo que quiere
decir Jung, vemos claramente de que este es un caso de diferencia
psicológica en acción, simplemente mirando a la estructura formal de las
frases con su afirmación del término negativo y su negación del término
positivo. La afirmación de Jung sigue la lógica contenida en “el alma
no es lo que no es alma”, o lithos oy lithos, aurum nostrum non est
aurum vulgi. “Lo psicológico” (lo cual en terminología de esta cita
corresponde a lo que más arriba yo he llamado “lo psíquico”) es
psicológicamente (es decir, para interés del alma) bastante irrelevante,
mientras que “lo no-psicológico” (en el sentido que en mi terminología
sería no-psíquico) es el verdadero regalo para el psicólogo.
Notas:
61) Cartas
1, p. 307, 17 Junio 1956, a Nelson. Cuando Jung habla de “el
inconsciente” frecuentemente lo podemos sustituir por nuestro término
“El alma”.
62) Se debe dejar aquí abierta la pregunta de si en la
terapia de adultos que como niños fueron privados de la posibilidad de
desarrollar un apego adecuado estos defectos deben ser tratados en el
“mismo” nivel biológico (del animal humano) en el cual se dieron, el
nivel de las emociones y las sensaciones del cuerpo, o de si el
tratamiento de personas con tales problemas no debería ya ser un
tratamiento psicológico. Uno debe tener en mente ciertamente dos cosas,
primero, que las nociones a día de hoy, en el discurso terapéutico, de
cuerpo y sensaciones corporales son abstracciones modernas (“el cuerpo”
está intelectualmente disociado del intelecto y del alma; El verdadero
yo como homo totus ya está departamentalizado); y, en segundo lugar, que
los adultos incluso con tales defectos están irrevocablemente más allá
del estadio de la infancia, y ahora tiene una consciencia consciente (se
dan cuenta) de ellos mismos de su entorno y por lo tanto probablemente
también necesitan tratar con sus defectos a través de una relación
consciente con ellos mediante el entendimiento y el sentimiento
(“sentimiento” en contraste con “emociones” y “sensaciones”) más que a
través de la (presuntamente) inmediatez de las experiencias emocionales.
¿Puede un defecto de la primera infancia en el área del apego ser
reparado, o acaso no, en el nuevo nivel de la madurez adulta, necesita
ser constructivemente integrado en la conciencia?
63) En gran medida
las técnicas psicoterapéuticas son métodos de producir los “fenómenos”
que los psicólogos entonces interpretan y utilizan para construir sus
teorías.
64) En esta conexión también podemos pensar en algunos
acercamientos de Jung que hacen foco en la
transferencia/contratransferencia literal de las emociones y reacciones
(en un sentido completamente personalistico, y totalmente freudiano
psicoanalítico), pero ofrecen estos así entendidos procesos como ejemplos de lo que Jung en su psicología alquímica trabajó como
“psicología de la transferencia”. El comportamiento de los dos
organismos (el terapeuta y el paciente) se identifica directamente con
los procesos de fondo que se dan entre Rex y Regina, una identificación
meramente por nombre. El nivel psicológico se pierde. El alma se reduce a
emociones y relaciones literales humanas. Lo más complejo y lógicamente
negativo se expresa en términos de hechos positivos de un nivel mucho
más simple, de experiencia sentida subjetivamente o imaginación.
65) “Banal” por supuesto solo desde el punto de vista del alma.
66) Otras
palabras claves para expresar la diferencia psicológica son: alma vs. hombre (el animal humano o organismo; el humano, demasiado-humano; el
punto de vista antropológico); contra natura vs. lo natural;
interpretación (evento de significado, lo que tiene en sí mismo calidad
de conciencia, es objetivo-subjetivo) vs. hecho; reflejado vs.
inmediato; “nuestro oro” vs. el sentido común del oro (aurum vulgi).